El arpa y la sombra. Parte I

Aunque claro, Villalobos bien sabía que en la mímesis no radica lo artístico y es por eso que sus composiciones prestan del estilo de Bach, pero no lo imitan. Tiene la sutileza suficiente como para tomar aquellos elementos y transformarlos en algo completamente diferente; le imprime aquella energeia o “huella subjetual” a la obra. Es a través de esa fuerza salvaje, que se va configurando el hilo que cohesiona la obra como un todo. Detrás de la tangencialidad de la música aparece el sujeto de la obra, que no es Bach ni Villalobos; es un sujeto histórico, antropológico, político y por supuesto, musical. Aparece aquello que los espiritualistas de la música confunden con alguna clase de trascendencia (el “alma de la música”); la música como producto artístico. Perfecto homenaje donde los efectos de la racionalidad barroca bachiana son impregnados con la sustancialidad del genio musical brasileño, configurando aquella deliciosa antropofagia artística planteada por Oswald de Andrade y los grandes representantes del modernismo brasileño.