por Materia Bariónica

El presente artículo busca analizar el fenómeno de territorialización de la política argentina desde el retorno a la democracia. Se indaga en los factores institucionales que pueden decantar en una territorialización de la política y las consecuencias de esta transformación en la dinámica del sistema político. Llamamos territorialización a la creciente autonomía e impacto de los procesos políticos subnacionales, en la oferta electoral nacional.

Cambios en el sistema electoral, efectuados en el marco de la reforma constitucional de 1994, tuvieron incidencia directa o indirecta en la territorialización de la política argentina. La reforma dispone la asignación de dos senadores a la lista partidaria con mayor cantidad de votos y un tercero al partido que le sigue en cantidad de votos. La incorporación de un tercer senador por provincia sumado al aumento en el piso mínimo de diputados por distrito –de tres a cinco– implementado en las elecciones legislativas de 1983 (excepto en Tierra del Fuego), permiten el ingreso de nuevos partidos a la competencia por cargos de representación nacional, cuestión que fragmenta el sistema de partidos. El aumento del número efectivo de partidos a nivel nacional, evidente en la competencia por la elección presidencial y de diputados nacional, es signo del proceso de territorialización de las opciones partidarias. Aunque hay un aumento en la cantidad de partidos, no existe una cobertura territorial más amplia que la unidad provincial (Clerici, 2015). Esto obliga a los partidos a concertar alianzas electorales para intentar superar la fragmentación y generar coaliciones competitivas. El caso de Juan Schiaretti en las presidenciales PASO del 2023 ejemplifica este punto: si bien el candidato sigue siendo representante del justicialismo cordobés, decide presentarse a elecciones bajo una alianza electoral propia integrada mayormente por partidos provinciales (Hacemos por Nuestro País), ajena a la coalición justicialista nacional (Unión por la Patria), revelando no solo las fracturas internas al peronismo entre facciones K y anti-K, sino también las diferencias basadas en el territorio entre dirigentes del centro y los líderes políticos provinciales (De Urieta, 2023).

La fragmentación sumada al creciente abstencionismo electoral generan una desproporcionalidad en los resultados electorales de las legislativas nacionales, ya que tiende a sobrepremiar a los partidos con más votos, mientras se castiga a los partidos minoritarios. La combinación de un umbral legal bajo con fórmula D’Hondt y de una magnitud baja para la mayoría de distritos, tiende a generar efectos mayoritarios en las elecciones para diputados. Esto sumado al malapportionment intrínseco del senado y de la concentración demográfica de la población en determinados distritos, produce una sobrerrepresentación de los distritos medianos y pequeños, mientras los distritos grandes son infrarrepresentados, dando mayor peso a los actores políticos provinciales en la determinación de la política nacional (Abal Medina y Suárez Cao, 2003). Las ventajas políticas provinciales son aprovechadas por los gobernadores, debido a su poder de control sobre la nominación de candidatos y el orden en que conforman las listas, asegurando disciplina sobre el comportamiento de los diputados nacionales. Al transformarse en actores con poder de veto derivado de sus recursos políticos, el presidente se ve obligado a negociar con gobernadores provinciales, ofreciendo recursos económicos discrecionales a cambio de cierto control en la elaboración de la política nacional. El candidato a la presidencia Javier Milei, comprende bien que un pilar de la autonomía provincial se basa en los recursos fiscales derivados del sistema de coparticipación. De ahí su intención de controlar esos recursos: esto le aseguraría cierta ventaja en la negociación política con los gobernadores, frente a la desventaja que implicaría un eventual gobierno suyo sin contar con un contingente de legisladores de su coalición (Telam, 2023). Al contrario de las elecciones legislativas, la elección presidencial directa otorga mayor peso a los distritos más poblados. La mayor densidad demográfica, económica y social del AMBA respecto al resto de provincias del país, produce una asimetría estructural del Estado que solo puede resolverse por las transacciones de recursos en el plano político, entre actores de distintos niveles. Esto es parte de un “modus vivendi en la transacción de recursos políticos periféricos y recursos fiscales centrales en un juego persistente de “primus-contra-pares”: presidentes versus gobernadores y gobernadores versus intendentes” (Escolar, 2013: 448).

Las reformas de 1994 también tienen un efecto indirecto en la territorialización de la política. Ante el intento de debilitar el poder de líderes locales, con la eliminación del Colegio Electoral y el reemplazo de las elecciones indirectas por elecciones directas para presidente y senadores nacionales, los actores provinciales realizan una serie de reformas institucionales para desanclar los efectos de las elecciones nacionales en los sistemas de partidos locales, evitando la tendencia centralizadora de nivel nacional. El escalonamiento de elecciones para la renovación de cámaras legislativas nacionales, la concurrencia o no entre las elecciones nacionales y provinciales y el desdoblamiento de elecciones que pertenecen a una misma categoría, producen como resultado inercia en la renovación de las cámaras y el control de los gobernadores sobre el calendario electoral, quienes pueden desanclar o no las elecciones nacionales de las subnacionales para producir o evitar efectos de arrastre (Malamud y De Luca, 2016). La capacidad compartida por provincia y nación para alterar sus elecciones y la posesión de recursos propios para transar por los actores provinciales, producen una incongruencia en el comportamiento electoral que afecta al sistema de partidos nacional, por la desagregación en tres arenas del Estado multinivel: a nivel federal prima un multipartidismo moderado, mientras en los niveles provincial y municipal un bipartidismo con partido predominante.

Otra forma de enfocar el problema, es observando la relación entre los grados de descentralización y la creciente desnacionalización del sistema de partidos argentino. La descentralización de funciones administrativas y fiscales en los niveles subnacionales es un atributo contextual de la competencia electoral que puede posibilitar la desnacionalización horizontal del sistema de partidos, entendida como una mayor heterogeneidad en los resultados electorales entre distritos. En el caso argentino, esta relación se activa cuando hay sistema de boletas fusionadas, elecciones nacionales y subnacionales concurrentes, mayor autonomía de las organizaciones subnacionales para realizar estrategias autónomas y distintas en cada distrito y sobre todo, por la devaluación progresiva de las etiquetas nacionales de partidos (Leiras, 2010). La devaluación de las etiquetas nacionales hace que las organizaciones provinciales de grandes partidos privilegien la competencia electoral subnacional y posibilita la apertura del espacio político para que nuevas fuerzas ingresen a la competencia electoral. Ambas dinámicas reducen los niveles de nacionalización horizontal, consagrando un sistema de partidos federalizado. Esta situación se traduce en un declive en la votación hacia los partidos tradicionales, especialmente visible en los distritos más poblados, donde el radicalismo es el más perjudicado al perder parte de su base electoral, debiendo integrar coaliciones para seguir siendo competitivo, mientras en los distritos periféricos consigue mantener triunfos electorales que le otorgan cierta relevancia debido a la desproporcionalidad mencionada de estas provincias respecto al resto (Zelaznik, 2013). Al contrario, la flexibilidad organizativa del partido justicialista le ha permitido sortear los cambios contextuales para mantener una base de apoyo electoral constante. El partido responde rápido ante el declive del sector obrero sindicalizado y la pérdida de identidad obrera, para reconfigurar su vínculo con el primero –disminuyendo su peso al desplazarlo del proceso de toma de decisiones– e incorporar al sector de trabajadores informales por medio del clientelismo (Levitsky y Wolfson, 2004). Al afianzar el patronazgo como mecanismo para dirimir las candidaturas en las elecciones internas del partido y ante el declive de las etiquetas partidarias tradicionales, el justicialismo entabla redes clientelares en las cuales un gobernador cuenta con un séquito de intendentes, los que a su vez controlan a un conjunto de operadores políticos locales o “punteros” con fuerte dominio territorial, estos últimos negocian recursos simbólicos o materiales a cambio de apoyo político de los clientes en cada territorio. Aunque no es un fenómeno exclusivo del peronismo, sí ha demostrado ser una estrategia eficaz en este partido para conservar su electorado, llevando al ámbito nacional una lógica de relación política que era principalmente periférica. Es importante señalar que el clientelismo no es solo una forma de control político, también cumple el rol de proveer bienes y servicios públicos en zonas marginales, donde el Estado no alcanza a llegar por medio de las instituciones formales (Zarazaga, 2017).

En resumen, factores como el diseño electoral, la fragmentación y creciente desnacionalización del sistema de partidos, la descentralización administrativa y fiscal, la devaluación de las etiquetas partidarias nacionales, tienden a resaltar la importancia del nivel político subnacional en la definición de procesos políticos nacionales. Mecanismos como el patronazgo o clientelismo surgen como estrategias de los partidos para captar una base electoral en un contexto de mayor territorialización de la política argentina.

Bibliografía

– Abal Medina, J.M. y Suárez Cao, J. (2003). “Análisis crítico del sistema electoral argentino. Evolución histórica y desempeño efectivo”. Revista de Ciencias Sociales N°14. Universidad Nacional de Quilmes. 121-150.

– Auyero, J. (2004). Clientelismo político.Las caras ocultas. Buenos Aires: Capital intelectual.

– Clerici, P.(2015) “La creciente importancia de las alianzas electorales en un escenario de competencia territorializada. El caso argentino” Revista SAAP. Vol. 9, Nº 2, noviembre, 313-341.

– De Urieta, D. (2023) Schiaretti presenta su propio frente pero una parte de Juntos insiste: qué esquemas se barajan. El Cronista, sección Economía y Política. Disponible en: https://www.cronista.com/economia-politica/elecciones-schiaretti-presenta-su-propio-frente-pero-una-parte-de-juntos-insiste-que-esquemas-barajan/

– Escolar, M. (2013) La ilusión unitaria. Política territorial y nacionalización política en Argentina. Revista SAAP Vol. 7, Nº 2, noviembre, 441-451.

– Leiras, M. (2010). Los procesos de descentralización y la nacionalización de los sistemas de partidos en América Latina. Política & Gobierno Volúmen XVII · número 2 · II Semestre de 2010 · PP. 205-241,

– Levitsky, S. y Wolfson, L. (2004) “Del sindicalismo al clientelismo: La transformación de los vínculos partido-sindicatos en el peronismo, 1983-1999; Desarrollo Económico, Vol. 44, No. 173 (Abril – Junio), pp. 3-32.

– Malamud, A. y De Luca, M. (2016). “¿Todo sigue igual que ayer? Continuidad y ruptura en el sistema de partidos argentino (1983-2015)”. En Freidenberg, F. (Editora), Los Sistemas de Partidos en América Latina, 1978-2015. Cono Sur y países andinos. Tomo 2, INE-UNAM, México. Telam (2023) Jaldo: Milei quiere “apoderarse de los recursos del interior” al quitar la coparticipación. Disponible en: https://www.telam.com.ar/notas/202311/646033-milei-jaldo-coparticipacion.html

– Zarazaga, Rodrigo S. J. (2017) “Punteros, el rostro del Estado frente a los pobres”, en Zarazaga, Rodrigo S. J. y Lucas Ronconi (comps.) Conurbano infinito. Actores políticos y sociales, entre la presencia estatal y la ilegalidad, Buenos Aires, Siglo XXI. Zelaznik, J. (2013) “Unión Cívica Radical: entre el Tercer Movimiento Histórico y la lucha por la subsistencia”. Revista SAAP. Vol. 7, Nº 2, noviembre 2013, 423-431.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.